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NO NOS LEE NADIE EN NINGUNA PARTE
Estábamos en que yo quiero publicar una novela en internet, pero me doy cuenta de que si lo hago no me va a leer nadie. Pero se me ocurre otra pregunta, más brutal aún: y si mi novela aparece publicada en papel, ¿sí me leerá alguien? Difícil de responder. Las editoriales tradicionales tienen establecido, mal o bien, un sistema de distribución que hace llegar sus ejemplares a las librerías, a los suplementos culturales, etc. De manera que, en estos casos, se puede asegurar que, aunque sean pocos, sí hay lectores.
¿Qué pasa con las ediciones de autor o con las tiradas muy bajas de editoriales ínfimas? Pienso, por ejemplo, en un libro como El Aleph engordado, de Pablo Katchadjian, de cuya existencia me enteré hace algunos días a través de este artículo de Damián Tabarovsky. Editorial: Imprenta Argentina de Poesía. Tirada: 200 ejemplares. ¿Cómo me entero, cómo lo leo? (Por cierto, María Kodama es como la Iglesia Católica: no sos digno de meterte con ellas, pero una acusación suya bastará para popularizarte.) Y ya que pienso en Borges, lo recuerdo dejando ejemplares de su primer libro de poemas (edición de autor) en los bolsillos de los abrigos colgados en percheros en la sala de redacción de los suplementos culturales… Campaña de marketing, persuasión, etc.
Esas ediciones tan reducidas están destinadas (no quiero escribir condenadas) a que no las lea casi nadie, salvo a los pocos que llegue el autor con su distribución-hormiga. ¿Quién puede haber leído mi Támesis y Otros Cuentos, publicado en 2007 por la Editorial de la Universidad de La Plata, salvo la gente a la que yo misma le di el libro y algún otro caso aislado en que un amigo mío lo recomendó? ¿Y quién El impulso nocturno, la antología publicada en aquel mismo 2007 por el Grupo Alejandría, bajo el sello de Gárgola Ediciones, que incluye mi cuento «Mansuba»? ¿Y mucho menos quién las antologías de cuentos y poemas, que también incluyen textos míos, de un concurso organizado por la provincia de Buenos Aires en 2003?
Estábamos en que yo quiero publicar una novela en internet, pero me doy cuenta de que si lo hago no me va a leer nadie. Pero se me ocurre otra pregunta, más brutal aún: y si mi novela aparece publicada en papel, ¿sí me leerá alguien? Difícil de responder. Las editoriales tradicionales tienen establecido, mal o bien, un sistema de distribución que hace llegar sus ejemplares a las librerías, a los suplementos culturales, etc. De manera que, en estos casos, se puede asegurar que, aunque sean pocos, sí hay lectores.
¿Qué pasa con las ediciones de autor o con las tiradas muy bajas de editoriales ínfimas? Pienso, por ejemplo, en un libro como El Aleph engordado, de Pablo Katchadjian, de cuya existencia me enteré hace algunos días a través de este artículo de Damián Tabarovsky. Editorial: Imprenta Argentina de Poesía. Tirada: 200 ejemplares. ¿Cómo me entero, cómo lo leo? (Por cierto, María Kodama es como la Iglesia Católica: no sos digno de meterte con ellas, pero una acusación suya bastará para popularizarte.) Y ya que pienso en Borges, lo recuerdo dejando ejemplares de su primer libro de poemas (edición de autor) en los bolsillos de los abrigos colgados en percheros en la sala de redacción de los suplementos culturales… Campaña de marketing, persuasión, etc.
Esas ediciones tan reducidas están destinadas (no quiero escribir condenadas) a que no las lea casi nadie, salvo a los pocos que llegue el autor con su distribución-hormiga. ¿Quién puede haber leído mi Támesis y Otros Cuentos, publicado en 2007 por la Editorial de la Universidad de La Plata, salvo la gente a la que yo misma le di el libro y algún otro caso aislado en que un amigo mío lo recomendó? ¿Y quién El impulso nocturno, la antología publicada en aquel mismo 2007 por el Grupo Alejandría, bajo el sello de Gárgola Ediciones, que incluye mi cuento «Mansuba»? ¿Y mucho menos quién las antologías de cuentos y poemas, que también incluyen textos míos, de un concurso organizado por la provincia de Buenos Aires en 2003?
PARANOIAS Y AUTOESTIMAS DESMEDIDAS
Muchos autores tienen miedo de que les «roben» los textos si los publican en internet. Veamos el tema seriamente.
¿Qué puede pasar? Que alguien copie el texto y lo haga pasar como suyo. De ese modo podría publicarlo (desafío ante el cual estaría probablemente en similares condiciones que el autor), presentarlo a concursos, etc. Eso es verdad. Pero también lo es que ese tipo de plagio es posible con cualquier texto, no solo con los publicados en internet. A mí, por ejemplo, me bastaría con tomar un libro, eligir cualquier texto y tipearlo, para poder publicarlo, presentarlo a concursos, etc.
La publicación en internet facilita mucho la tarea del copy-paste, es cierto: se tardan 5 segundos para algo que, de la otra manera, puede llevar largos y engorrosos minutos u horas. Pero bueno, también es parte del cambio en las reglas del juego.
Por cierto, al igual que en el caso de la gente que se siente perseguida y vigilada en todas partes, esto también muchas veces habla de una autoestima desmedida por parte del autor. ¿Tan bueno es tu texto que le va a permitir a otro cubrirse de gloria…?
LO MÁS BÁSICO Y ELEMENTAL
La gran ventaja del papel es que sigue siendo mucho más fácil de leer: te lo podés llevar al baño, meterlo en el bolso y sacarlo en el colectivo, en el tren, en la cola del banco, en cualquier parte.
Las grandes ventajas de publicar en internet son dos: es gratis y tu texto está de inmediato accesible, al menos, para cualquier persona en cualquier lugar del mundo. Y cuando las tabletas y los lectores electrónicos se hayan expandido, también lo vas a poder meter en el bolso y llevártelo adonde quieras.
No es moco de pavo.
ENTONCES
Por todo esto, yo creo que sí vale la pena publicar una novela en internet. Al menos como prueba, como experimento. El mundo digital es tan nuevo que todavía allí está casi todo por hacer. Y quién sabe los caminos que puede tomar un relato publicado en un soporte de blog, aunque haya quien diga que eso es hacer radio en la tele.
Así que aprovecho para saludar a Ligia Martínez, amiga de unabirome, que se animó y empezó a publicar su novela en internet. Me explicó por e-mail:
Es un relato cuya versión inicial la escribí en 2004 y necesitaba publicarlo para «librarme de él». Como no tenía editor ni ganas de gastar dinero editándomelo yo sola, decidí hacerlo así. De paso, es una motivación para ir corrigiendo y dándole al texto forma definitiva (si es posible usar esa palabra, y más en internet) a medida que lo publico.
La invitación a leer su novela queda hecha (recomendación, persuasión, etc.). Para ir a la novela, click acá.