20 de julio de 2011

Un gordo sentado en el redondel de la luna



Corre 1973. Un periodista argentino de 30 años publica una extraordinaria primera novela, cuyo título homenajea a uno de los ídolos literarios de su autor. La novela es Triste, solitario y final; el escritor fetiche aludido, Raymond Chandler (el título está tomado de El lardo adiós); el creador, Osvaldo Soriano.

La novela es excelente por varias causas. Entre otras, por combinar una épica de la derrota, el encanto de los nacidos para perder, con un fino sentido del humor al mejor estilo de los grandes policiales estadounidenses (de los cuales Chandler es, precisamente, el mejor ejemplar)… Pero lo que quiero destacar aquí es una jugada fantástica asumida por Soriano, arriesgada pocas veces antes y después de Triste, solitario y final: convertirse a sí mismo en personaje en un relato en tercera persona. Y no en un personaje secundario, lateral, como el director que hace un cameo en una de sus propias películas, sino como protagonista.

HABLAR DE UNO MISMO

Suele ser —para cualquiera— difícil hablar sobre uno mismo; escribir, más aún; escribir y publicarlo para que sea leído por cualquiera, mucho más. Se me dirá que el Soriano protagonista de Triste… no es el autor, sino un personaje ficticio, y es cierto, pero también lo es que todos los escritores saben que sus obras dicen mucho más de sí mismos, y que, si ninguna elección narrativa es inocente, harto menos la de un personaje que se llama igual y responde a las mismas características físicas que él.

El Osvaldo Soriano novelista construye un Osvaldo Soriano personaje, y cumple sus sueños así: vive aventuras detectivescas con Philip Marlowe, conoce a Stan Laurel y Oliver Hardy, le da unos sopapos a John Wayne, le arruina la fiesta a Chaplin… Al revés que el Quijote, que enloquece de tantas lecturas y sale al mundo a vivir lo que ha leído, Soriano se mete en un libro y vive en el universo de su propia literatura lo que antes ha vivido fuera.

El objetivo de este post es hablar de otro Osvaldo Soriano personaje, construido a través de palabras. Uno que todavía no existe, o que empezó a existir hace no mucho y que por ahora consiste en apenas unos palotes, unos bocetos. ¿Qué otra cosa que crear un personaje —ajustado lo más que se pueda a lo que ha sucedido en la vida real, pero personaje al fin— es escribir una biografía? Quien se ha lanzado a esta aventura (también quijotesca, ya que se deriva de la lectura fervorosa de novelas y más novelas) es mi hermano Ezequiel.

LA (RE)CREACIÓN DEL PERSONAJE

La idea ronda su cabeza desde hace varios años, desde que se enamoró de Soriano al leer Triste, solitario y final. «La compré —apunta— en una librería de viejo (Viceversa, que aún está allí) sobre la avenida San Martín, en Florencio Varela, donde nunca dejaba de sonar música de Joaquín Sabina y, a veces, se encontraba algún libro que valiera la pena. La pagué 7 pesos. Creo que nunca, nadie, cambió tan radicalmente su vida por un monto parecido. Después de leerla, fui otra persona.»

La cita es del blog que ha creado recientemente, al que decidió llamar simplemente El Gordo Soriano. Él mismo lo explica: «Este es un blog dedicado al mejor narrador de la literatura argentina: Osvaldo Soriano. Y el motivo no es inocente: este es el comienzo, también, de su biografía. Ojalá aquellos que lo quieran tanto como yo quieran compartir sus experiencias con él. El que lo haya conocido, tendrá las suyas; el que no también. Porque los que no pudimos verlo vivo lo vemos vernos mientras nos reímos solos como locos leyendo lo que nos dejó, ese legado tan hermoso como ineludible...»



Su objetivo al iniciar este camino es que su trabajo sobre Soriano se convierta en la tesis de grado con la que se titule en la carrera de Periodismo en la Universidad Nacional de La Plata. La idea de crear un blog para ir publicando información, avances, etc., se inspira en Dead Caulfields, sitio web «dedicado a la vida y obra de J. D. Salinger». El periodista estadounidense Kenneth Slawenski lo comenzó en 2003; el material que iba recopilando lo utilizaba tanto como para alimentar esa página como para escribir una biografía (que finalmente apareció en 2010, un año después de la muerte del autor de The Catcher in the Rye). Es decir, Slawenski compartía la información con sus lectores y a su vez aprovechaba los datos y demás aportes de la comunidad de fans de Salinger que se fue generando a su alrededor.

SOY UN GATO

Soriano dijo alguna vez: «Yo no tengo biografía. Me la van a inventar los gatos que vendrán cuando yo esté, muy orondo, sentado en el redondel de la luna». Y es ahí cuando aparece Ezequiel, dispuesto a convertirse en uno de esos felinos que le dictaban las novelas al oído y que están un poco más tristes desde que aquel Gordo tan querido se fue al otro barrio.

Ahí está el blog El Gordo Soriano, listo para que los lectores que disfrutaron de obras como No habrá más penas ni olvido, Cuarteles de invierno o A sus plantas rendido un león, se pasen por allí, lean y compartan. Y para que quienes no lo hicieron, se den una vuelta y lo conozcan. Invitados quedan todos y todas.

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1 comentario:

Ova Chez dijo...

Hola amigo, soy quien alguna vez hizo el blog Radiocines del Angel Gris y estoy rearmándolo con el mismo nombre del sitio, pero con distinto nombre de ususario.
Por formalidad te dejé un comentario en tu viejo blog, donde alguna vez me mencionaste y vine para aquí a visitarte y a seguirte.
Es muy bueno esto del Gordo Soriano, realmente un tipo fantástico y muy de nuestras tierras.
Te felicito como siempre y te dejo un abrazo.