25 de noviembre de 2010

«En España creen que Charly García es un personaje que yo inventé»

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Entrevista a Martín Lombardo,
autor de
Locura circular

Martín Lombardo es argentino, tiene 32 años y lleva cuatro viviendo en Europa. Reside actualmente en Vienne, una coqueta y pequeña ciudad francesa cercana a Lyon, en cuya universidad da clases. Antes estuvo instalado un par de temporadas en Barcelona, ciudad que visita con frecuencia desde hace más de una década, cuando su hermano cambió el sur de América por la costa mediterránea.

Precisamente, la capital catalana es escenario —y protagonista— de su primera novela, Locura circular (Los Libros del Lince, 2010). Y es de allí de donde lo encuentro recién retornado cuando hablamos por teléfono. ¿Qué tal le fue? Como siempre, las vacaciones resultan demasiado breves, y sobre todo cuando se deja la calidez y el solcito del piadoso otoño español para volver al tradicional mal tiempo francés… Tras los comentarios meteorológicos de rigor, nos metemos de lleno en lo que más importa.

Enlace, por si lo querés leer antes de la entrevista (recomiendo hacerlo): 
Música de fondo para una novela animada (Charly dixit, o casi):
Algunos apuntes sobre Locura circular



—¿Qué evaluación hacés de la repercusión que tuvo la novela en cuanto a crítica y comentarios?
—Para ser una primera novela, estoy contento porque hubo críticas en lugares importantes; se leyó y se comentó, y las críticas fueron buenas. Lo que me parece interesante y curioso es ver formas diferentes en que se leyó la novela. La diferencia principal es entre los dos países: en España muchas veces creen que Charly García es un personaje que yo inventé.

—Me imagino leyendo la novela con la idea de que Charly es un personaje de ficción: es otra novela.
—Alguien me dijo: «Lo mejor de la novela, la verdad, es ese personaje que inventaste, Charly García».

—Ojalá uno pudiera inventar personajes así.
—Sí, pero de todos modos está buena esa extraña sensación de que te adjudiquen haber creado algo que ya existe, alguien a quien admirás (o, en mi caso, que admiraba mucho más cuando era más chico). Es interesante que piensen que creé algo que me interpela, que en algún punto me marcó. Es decir, que uno termine siendo casi el creador de quien lo influyó tanto.

—¿Y dentro de cada país también hubo lecturas distintas?
—Hubo muchas lecturas. Se habló de «la novela de una generación», o «una novela de inmigrantes», o también una «novela modernista». Eso es algo que a mí me gusta mucho: que no cierre el sentido, sino que abra diferentes sentidos, diferentes lecturas.

—Cuando la leía me daba la sensación de que quien no sea un argentino que se vino a vivir a España se pierde sentidos de la novela. ¿Vos lo ves así?
—En un principio me dije: «Si quiero publicar esto será en Argentina, porque no creo que en España a nadie le vaya a interesar…». Y al final en la Argentina hubo interés de un par de editoriales pero al final no se publicó, y en cambio en España sí. Creo que sí, que hay cuestiones idiomáticas y de otro tipo que son «argentinas» —si tal cosa existe— pero que muchas otras tienen que ver con la experiencia de emigrar. En este caso son de Argentina a España, pero pueden ser de cualquier lado a cualquier lado. De hecho, el personaje-narrador en ningún momento hace alusiones a Buenos Aires o Argentina, eso está como borrado.

—Sí, está como borrado, en realidad las referencias son de otra clase.
—Me interesaba mucho jugar con la idea del no-lugar al que te lleva mucho la inmigración. Esa sensación de estar a veces en el mejor lugar del mundo y otras veces en el peor: eso está potenciado cuando uno emigra, y es más universal. Creo que la vida es un poco así, sobre todo últimamente: hay en las ciudades en las que vivimos una cierta velocidad y un montón de lugares que podrían ser de cualquier ciudad, desde un shopping hasta un aeropuerto, pasando por las grandes avenidas o las tiendas, puede ser Barcelona o Madrid o Buenos Aires… Intenté, más allá de las referencias puntuales, trabajar con esa idea.

LOS LIBROS Y SUS CAMINOS

Alguien me recomendó leer Locura circular luego de que yo le dijera que tengo el proyecto de escribir una novela cuya base argumental es: argentino-que-se-muda-a-España. La busqué en una librería, la hojeé un poco, me di cuenta de que iba a gustarme; la compré y la leí y fue mejor aún de lo que me esperaba. Así de azaroso fue el recorrido de este libro hasta mí. Así de imprevistos suelen ser los caminos de los libros más allá de las campañas de marketing feroces como avalanchas.

«Es muy loco eso —dice Lombardo— porque hay un montón de gente que se mata y se rompe el bocho y se pasa la vida laburando de eso: cómo hacer llegar los libros a la gente. ¡Y los libros llegan como llegan!»

—Los libros van construyendo su propio camino…
—Sí. Pero además la literatura, o, mejor dicho, la parte comercial de la literatura, tiene que bailar al ritmo que imponen las librerías y las editoriales. Sale una cantidad de libros que ni Dios puede leer, en dos meses te cambian todas las novedades, y entonces hay una especie de desesperación, ya que en esos dos meses tenés que asomar la cabeza entre tantos libros porque si no desaparecés… Y me parece que los libros van por otro lado. Tienen vida propia.

—¿Qué leés? ¿Cuáles son tus influencias?
—Tengo «etapas de gusto». Trato de leer mucho… bah, no: leo mucho porque me gusta leer. Desde hace un tiempo, sobre todo en los últimos dos años, he vuelto a ciertos autores norteamericanos: Scott Fitzgerald, Faulkner, Richard Russo, Truman Capote. Los autores ingleses y los yanquis tienen una capacidad narrativa asombrosa. Me gusta mucho también la literatura alemana, como Thomas Bernard y Peter Handke. Obviamente también la literatura francesa, ya que vivo en Francia y hablo francés, así que leo mucho, desde los clásicos hasta lo más nuevo, como Michel Houellebecq, por ejemplo. Y también la literatura argentina, los clásicos que todo el mundo nombra y algunas cosas más… Siempre trato de estar atento a lo que va saliendo, cómo van apareciendo nuevas voces. Mi último «descubrimiento» es un autor mexicano que se llama Yuri Herrera: me gustó mucho.

—Hace poco la revista Granta publicó un listado de «los mejores escritores en español menores de 35 años». Vos, por edad, sos parte de esa generación, pero ¿te considerás parte? ¿O lo ves como algo que te pasa por al lado, por afuera?
—Ni una cosa ni la otra. La de Granta es una lista y, como toda lista, no es más que eso. De los autores que la integran, algunos me gustan, otros no tanto, y a otros no los leí. Al único que conozco personalmente es a Matías Néspolo, porque compartimos editorial. La suya es una muy buena novela, me gustó mucho. Entonces, por edad pertenezco a esa generación, sí, pero no me siento cercano... Normal, porque vivo en otro país, no me manejo en los círculos literarios, no me siento parte integrante de nada, ja ja ja…

—Uno de los escritores mencionados por Granta dijo que, más allá de los nombres, lo importante es que esta revista británica tan influyente haya publicado por primera vez un listado de autores en otro idioma y que ese idioma sea el español.
—Si esa lista sirve para que alguien descubra autores nuevos, me parece fantástico. Ahora, si alguien va a pensar que eso es la literatura, es probable que se equivoque. No porque los autores que la integran estén mal, sino porque la literatura no se compone de listas. La literatura es otra cosa. Mirá por ejemplo Andrés Rivera: publicó una novela de joven, después dejó de publicar y volvió a publicar muchos años después…

«LO QUE ME GUSTA ES ESCRIBIR»

Locura circular estuvo cerca de ver la luz con el sello de una editorial madrileña. De hecho, la persona que me la recomendó trabaja como lector esa editorial, accedió al original inédito y recomendó su publicación. Hasta llegaron a enviarle un contrato al autor. Sin embargo, cuando Lombardo les escribió para fijar una charla, no le volvieron a responder. O mejor dicho: respondieron demasiado tarde, meses después, cuando ya estaba todo arreglado con Los Libros del Lince.

Eso es parte, también, del azaroso camino de los libros, de la vida propia que éstos adquieren. Como si Locura circular hubiera decidido ser publicada en Barcelona, esa ciudad casi equidistante a Madrid, desde donde unabirome pregunta, y a Vienne, donde Martín Lombardo contesta.

—¿Qué perspectivas tenés para el futuro: seguir mudándote, quedarte definitivamente en Francia, volver a la Argentina…?
—Me encantaría poder convertirme finalmente en un pequeño burgués. Vivir en un lugar y dejar de moverme. Pero siempre termino mudándome y cambiando de país… Ahora en Francia estoy muy bien, me siento cómodo, mi novia es francesa. Pero también es cierto que, como casi todos, sobrevivo, soy mileurista. Dentro de lo que puedo elegir, voy yendo hacia los lugares, para decirlo sin vueltas, donde sale trabajo y donde puedo vivir de la forma que más o menos me gusta. No me quejo porque es lo que yo elegí. Voy hacia donde hay laburo que me permita vivir y seguir.

—¿Y con respecto a la literatura?
—Siempre tengo alguna idea para escribir y siempre estoy escribiendo. Y tengo muchas cosas escritas, sobre todo dos novelas, que me gustaría publicar. Pero lo que nunca se sabe es qué va a pasar, y qué forma va a tomar lo que uno escribe. Por lo demás, la palabra obra me asusta un poco. Lo que me gusta es escribir.

—¿Tenés obsesiones o temas a los que volvés al momento de escribir?
—La identidad puede ser un tema recurrente, y también la memoria, pero no podría decir si hay un hilo o una idea conductora o algo que caracteriza mis textos. Cuando escribo un relato, trato de ir explorando formas, historias y lugares. Lo que busco es desarrollar una idea nueva. Nueva para mí, no pretendo inventar nada. Busco eso y tratar de no repetirme. La literatura es un juego y un trabajo con la lengua y el lenguaje para tratar de contar una historia.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, Cristian. Leí la entrevista y me gustó mucho. No sólo la idea de la novela sino también el tratamiento que le diste en el blog me resultaron interesante. Seguí tu consejo de leer la reseña de la novela (con el tema de Charly incluido) y me gustó mucho. La recomendación valió la pena. Después de leer y escuchar el tema, volví a (o empecé)la entrevista y creo que me sumó mucho conocer algunas cosas sobre la novela en sí para abordar a su autor.
Cosas locas de los tiempos que corren, es un mileurista.
En fin, quería felicitarte por la entrevista. Te estaré siguiendo.
Saludos y avanti con el blog!

G