19 de noviembre de 2012

Apuntes para un ensayo sobre Mad Men

Después de que mucho me la recomendaran, vi Mad Men. Cinco temporadas —65 capítulos— en unos tres meses. Me gustó mucho. A continuación, algunas ideas.

LOS PERSONAJES

Lo mejor de Mad Men es la construcción de los personajes y las relaciones entre ellos. Los personajes son seres complejísimos. Me dijo una amiga hace poco: no son buenos o malos, al que en un capítulo lo querés, en el siguiente lo odiás. Y es bastante así, creo. No son «buena gente», al menos no la clase de gente que se me viene a la cabeza cuando yo pienso en «buena gente», porque esa gente no ocupa los cargos más importantes de una empresa de publicidad en Nueva York. Ninguno es entrañable, todos intentan todo el tiempo mostrarse fuertes y ocultar sus debilidades y miserias. Para mantenerse allí necesitan un grado de competitividad, de ambición y de cinismo que los hacen muy buenos en lo suyo… y los alejan de mi concepto de «buena gente» (que no tiene por qué importarle a nadie más que a mí, desde luego).


Las tensiones entre los personajes hacen que cada interacción muchas veces parezca una burbuja de jabón, que mantiene un fino equilibrio entre las presiones internas y externas y que, en cualquier momento, revienta. ¿Cuáles son las relaciones más tirantes? Enumeremos algunas: Draper-Campbell, Campbell-Olson, Draper-Sterling, Campbell-Sterling, Olson-Holloway, Sterling-Holloway… y podríamos seguir. O sea, casi todos con todos.

SUPERHÉROES


Don Draper es una especie de superhéroe, del típico superhéroe estadounidense. Un tipo que empieza desde bien abajo (un self-made man) y acumula muchísimo poder (y dinero, mujeres, etc.). El mejor ejemplo del american dream hecho realidad. Pero, además, como todo buen superhéroe, tiene una identidad secreta y un punto débil, que en su caso son lo mismo: el pasado condena a Don Draper. O, mejor dicho, estuvo varias veces a punto de hacerlo.

En uno de los primeros capítulos de la serie, Betty le pregunta a su esposo: Who are you, Don Draper? Enterarse de su otra identidad representa el fin del ya desgastado matrimonio que arrastran por los suelos, algunas temporadas después. Por mucho que Don intente borrar las huellas de Dick Whitman, no puede hacerlo, como una metáfora de la imposibilidad del crimen perfecto. En todo caso, intenta dejar su antigua identidad al otro lado del país (que para los yanquis equivale al otro lado del mundo): California. Allí firma en una pared como «Dick».

Hasta tienen nombre de superhéroes: Mad Men, como Superman o Batman o Spiderman o, en plural, los X-Men. Mad men es como fueron llamados los ejecutivos de las agencias de publicidad neoyorkinas en aquella época, en un múltiple juego de palabras. La palabra inglesa para «publicidad» es advertising, y de forma coloquial se apocopa ad. De ad men (publicitarios, hombres de publicidad) a mad men (locos, hombres alocados) no había más que un paso, abreviado incluso por el hecho todas aquellas grandes empresas estaban en Madison Avenue.

Pero además, pensando en estas cosas, se me ocurrió una comparación: ¿Don Draper no es igual a Clark Kent? La diferencia radica en que, mientras que el Clark Kent trajeado de gris subiendo ascensores en edificios de NY es la pantalla de Superman (y, según la ya célebre afirmación que suelta David Carradine en Kill Bill, Clark Kent es tonto porque así es como nos ve Superman a los simples mortales), esa es la ropa de faena del superhéroe Draper. A este se le mueve la estantería cuando no va vestido así. Y mucho más cuando, como Superman, deja a la vista sus calzoncillos.


Christopher Reeve en la piel de Clark Kent y John Hamm como Don Draper

Pongo en Google «don draper superman» y me encuentro con rumores, de 2010, de que John Hamm, el actor que interpreta a Draper, haría de Superman en una nueva saga de películas del american superhero por excelencia. O sea, no soy el primero a quien se le ocurrió. Normal. Somos mucho menos originales de lo que solemos creernos. Y de lo que nos gustaría.

HISTORIAS DE AMOR

¿Cuál es la gran historia de amor de Mad Men? Seguro, ninguna de las de Don Draper. Creo que las grandes historias de amor son dos: Pete Campbell-Peggy Olson, por un lado, y Joan Holloway-Roger Sterling, por el otro. Curiosamente —o no— ambas presentan algunos palelismos: desde el principio son una infidelidad por parte del hombre, ambas parejas tienen un hijo pese a que en ningún momento la relación se «blanquea».

Seguramente las tres temporadas que quedan tienen reservados más capítulos relacionados con ambas historias.

CIENCIA-FICCIÓN AL REVÉS

Los años 50 y 60 —los de Mad Men— fueron los de los primeros viajes espaciales y del apogeo de la ciencia-ficción (de hecho, Ken Cosgrove cultiva este género). Estos relatos se esforzaban por imaginar los adelantos tecnológicos del año 2000 y cómo estos modificarían los hábitos de vida de las personas. Medio siglo después, podemos ver que sus aciertos fueron escasos y sus errores, multitudinarios: soñaron con computadoras gigantescas, autos voladores y robots sirvientes, y no previeron los teléfonos móviles, las tablets o internet.

Mad Men, en cambio, nos muestra los cambios culturales acontecidos desde su época hasta ahora. Las secretarias se sientan en las rodillas de los ejecutivos, los negros son solo ascensoristas o niñeras, los homosexuales son objeto de la burla y el desprecio, todos fuman en todas partes, salen de camping y para volver sacuden la manta y dejan toda la basura sobre el pasto, los padres no besan a sus hijos, sino que solo les dan la mano, cualquier adulto reprende y golpea a cualquier niño…

Si aquellas gentes hubieran tenido que hacer un inventario de las cosas de su época que creían que más sorprenderían a las gentes del futuro (del año 2000), seguramente habrían acertado tan poco y habrían fallado tanto como al escribir ciencia-ficción. Por eso, se me ocurre que Mad Men es como ciencia-ficción al revés: en lugar de mirar hacia el futuro tratando de adivinar, nos muestran el pasado para que nos sorprendamos de él.

¿Qué expresiones que en nuestro tiempo nos parecen lo más normal del mundo retratarán las series de «ciencia-ficción al revés» de dentro de medio siglo?



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3 comentarios:

Anónimo dijo...

El lenguaje visual de Mad Men es extraordinario. La serie es de mis preferidas en los últimos años. Me ha gustado tu post
María Gustito

Cristian Vázquez dijo...

Ciertamente, María, el lenguaje visual es uno de otro de los elementos destacados de la serie, del que mucho se podría hablar. Hay tanto más por decir...

Muchas gracias por pasarte y leer. Saludos.

Anónimo dijo...

No sólo tiene un lenguaje visual extraordinario me encanta v y la semiótica en torno a la serie de Mad Men 6 me parece que además la evolución del evstuario y los personajes y sobre todo estos temas trascendentales para los personajes como la muerte, felicidad, familia. Es una serie bastante debatible.